Estimada Sra. Martínez Seijo:
La Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica ante la iniciativa presentada por usted en la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad del Congreso con el objetivo de promover un nuevo ciclo
formativo de grado superior de supervisión socioasistencial en residencias de mayores queremos trasladarle las siguientes reflexiones:
La pandemia producida por la Covid-19 ha puesto en el punto de mira a las residencias de ancianos. La vulnerabilidad de las personas mayores ha quedado de manifiesto por la mayor transmisibilidad del virus en las residencias y por la tasa de mortalidad que ha generado en las mismas. Este colectivo invisible para parte de la sociedad, ahora, más que nunca, se han puesto en escena por la necesidad de cuidados.
Durante las últimas décadas hemos asistido a un aumento de la edad media en los usuarios de residencias y centros sociosanitarios, además de mayores niveles de dependencia, discapacidad, pluripatología y polimedicación. Sin embargo, las
estructuras y la dotación de recursos humanos, en especial de profesionales de enfermería no se han ido ajustando a estos criterios que manifiestan un aumento en la demanda de cuidados y de la complejidad de los mismos.
Las residencias son centros de vida y de cuidados donde todo el área de coordinación/integración sociosanitaria deberá de abordarse con más diligencia para ofrecer una adecuada atención en la enfermedad y en la salud a las personas mayores
que viven en las residencias. Para proporcionar todos estos cuidados y que el sistema social se coordine con salud no precisa de la creación de nuevos perfiles profesionales que chocaría con las competencias de otros colectivos ya existentes y consolidados en las residencias. Es importante dotar a los centros de los equipos multiprofesionales amplios y en especial
es imprescindible potenciar la imagen de la enfermera en las residencias, no solo por su labor asistencial sino también por las competencias de gestión, docencia e investigación.
En definitiva, es necesaria una mayor apuesta por el colectivo de enfermeras, aumentando su presencia y competencias, siendo imperiosa la implementación de una dirección asistencial que coordine los cuidados y la atención integral a la persona
mayor. Más aún es preciso integrar la imagen de las enfermeras especialistas en geriatría no solo en los cuadros de mandos de las residencias sino que también en todos aquellos espacios donde se tomen decisiones entorno a las personas mayores.
El liderazgo del cuidado en los centros de mayores es enfermero y por ello quién mejor que las enfermeras y las enfermeras especialistas para abanderar la calidad del cuidado y el fomento de entornos seguros para las personas mayores.
La SEEGG viene reivindicando durante años el déficit de enfermeras en el espacio residencial, sin duda hay una responsabilidad política en la dotación de plazas de grado adecuadas a las necesidades de la sociedad, y en la necesidad de incentivar la estabilidad de los profesionales, de potencial el desarrollo profesional, el reconocimiento social y el económico de las enfermeras que trabajan en el ámbito social.
Desde las SEEGG le exigimos la inmediata retirada de tal iniciativa y la planificación de medidas eficaces y eficientes consensuadas con quienes tienen la capacidad, la competencia y el conocimiento para aportarlas.
A la par le solicitamos tenga a bien concedernos una reunión en la que podamos trasladarle tanto las evidencias científicas como las propuestas de solución a un problema que no requiere de nuevas titulaciones sino de enfermeras.
Atentamente
Fernando Martínez Cuervo
Presidente de la SEEGG